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miércoles, 21 de marzo de 2007

salud mental

Hoy aparece publicado en el diario El País las nuevas intenciones del Ministerio de Sanidad para trabajar en Salud Mental. Resumiendo, preparar a los medicos de atención primaria. El caso es no mandar a los especialistas. Ya de por sí es peligroso que los médicos traten enfermedades o trastornos psicológicos, y más que mediquen a las personas porque es su herramienta habitual de trabajo. Formarlos puede ser bueno, pero también peligroso. Lo coherente es mejorar las unidades de salud mental, con psiquiatras, psicólogos, enfermeras y trabajadoras sociales. No formar más a los médicos para que hagan ellos ese trabajo. Cada uno en lo suyo. Y los problemas psicológicos al psicólogo, que para eso estamos.
Aquí la noticia:
Los trastornos mentales graves afectan a poco más del 1% de la población, pero la cifra sube al 10% cuando se suman las depresiones leves, la ansiedad, las fobias y otras condiciones que rara vez llegan al especialista. El Ministerio de Sanidad ha logrado que todas las comunidades autónomas pongan en común una estrategia única de salud mental cuyo primer objetivo es preparar a los médicos de atención primaria: ellos son los únicos que pueden gestionar un problema que afecta a más de 4 millones de personas.
Además, el plan incluye una vertiente pedagógica: se precisa también una cierta alfabetización psiquiátrica de la sociedad, empezando por dos de los principales grupos de riesgo: los adolescentes y las familias que cuidan a enfermos neurológicos.
Olvide los chistes del diván. Los trastornos mentales no son cosa de broma. Según los cálculos del Ministerio de Sanidad, cuestan en España más de 3.000 millones de euros al año entre fármacos, gastos de hospitalización, pérdida de horas de trabajo, pensiones de invalidez y muertes prematuras, y suponen para Europa una mayor carga que el cáncer y las enfermedades cardiovasculares (las dos primeras causas de muerte en los países desarrollados).
La ministra de Sanidad, Elena Salgado, presentará hoy la Estrategia en salud mental del Sistema Nacional de Salud en una jornada pública en Madrid, junto a una quincena de científicos y gestores sanitarios internacionales. Es el primer resultado de un acuerdo alcanzado en diciembre por todas las comunidades autónomas (en el Consejo Interterritorial, órgano de coordinación entre las administraciones) para "mejorar la atención a los pacientes, reducir el estigma y la marginación a que se ven sometidos e impulsar la prevención, el diagnóstico precoz, el tratamiento, la rehabilitación y reinserción social". Como otras iniciativas similares (estrategias del cáncer, cuidados paliativos) Sanidad sólo puede pactar unos mínimos. Su desarrollo es autonómico.
"Tanto los médicos no especializados como la sociedad tienen que concienciarse de que los trastornos mentales son muy frecuentes, y de que van en aumento", afirma el director general de la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud, Alberto Infante, responsable de la nueva estrategia. "El aumento se debe en parte a que se diagnostican más casos, pero también a que surgen más. La vida era antes más sedentaria, menos competitiva, la gente se sentía más apoyada por el entorno local, más amparada en sus referentes territoriales".
Infante destaca enseguida que 9 de cada 10 trastornos son leves o moderados: "No imposibilitan, y en general responden bien a los tratamientos actuales". El problema es que muchas veces los tratamientos no llegan a los pacientes porque el médico de primaria no lo diagnostica.
Un caso muy común, explica el director general, es el de la mujer que llega a la consulta quejándose de dolores de cabeza, o de su dificultad para conciliar el sueño. Como su médico no está buscando los signos de una depresión, es dudoso que los encuentre, pero eso es lo primero que debería sospechar si supiera que ella lleva 10 años cuidando en casa a un enfermo de Alzheimer, o a un esquizofrénico. Sin tratamiento, la depresión irá a peor y puede cronificarse.
El cuidado de un paciente con esquizofrenia supone de 6 a 9 horas diarias para las personas que los cuidan, generalmente mujeres. El nuevo plan considera esencial que estas familias con enfermos mentales graves a su cargo reciban apoyo psicológico. Para ello, sin embargo, es necesario antes que los médicos generales aprendan a detectarlos, y se acostumbren a considerarlos como una población de riesgo. El Ministerio está editando unas guías muy detalladas para ellos.

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