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lunes, 5 de marzo de 2007

hipnosis

La hipnosis es una eficaz herramienta para los psicólogos que no se utiliza más por dos razones. Una, porque no se sabe utilizarla, y otra, porque para mucha gente provoca desconfianza. Como a mí me gusta, procuraré traer por aquí de vez en cuando cosas de hipnosis. Hoy un artículo clásico de Jay Haley, uno de los mejores psicólogos de la historia que aún hoy sigue aportando cosas. Con él les dejo.

El proceso hipnótico, un artículo clásico de Jay Haley

En la literatura sobre hipnosis se define la sugestión diciendo que es la presentación de una idea, como si fuera algo aislado y desprovisto de todo lazo con la relación entre las dos personas. En realidad el acto de efectuar una sugestión y el de responder a ella constituyen un proceso que está ocurriendo entre dos personas y que no se detiene ahí. Más que de un solo mensaje se trata de una clase de mensajes y en este contexto definiremos la sugestión como una maniobra en la que se emplean aquella clase de mensajes que dejan establecido el tipo de relación que existe entre la persona que ofrece la sugestión y la que responde a ella. Una persona sugestionable es la que acepta de buen grado las implicaciones interpersonales que se desprenden de hacer lo que se le pide. Es posible obedecer las sugestiones sin desearlo, como también lo es no obedecerlas en absoluto, pero toda persona que las obedece voluntariamente acepta la relación complementaria con quien le pide que lo haga. La interacción hipnótica tiene varias características cruciales que la diferencian de otros tipos de relación. 1. Hay ciertas clases de mensajes que, intercambiados entre dos personas, establecen el tipo de relación que éstas mantienen. La relación hipnótica consiste enteramente en el intercambio de esta clase de mensajes. El hipnotizador se dirige al sujeto para decirle cómo ha de obrar con las sugestiones que le da y hacerle comentarios sobre su conducta; entre ellos está ausente todo otro tipo de mensajes. 2. Cuando el hipnotizador explica al sujeto lo que ha de hacer, está a la vez definiendo la relación como complementaria. El sujeto tiene que aceptar esta definición haciendo lo que se le pide o, en caso contrario, tiene que responder de forma tal que defina la relación como simétrica. Algunos sujetos son resistentes y aun todos ellos ofrecen cierto grado de resistencia. El problema central de, la inducción hipnótica es vencer esta resistencia del sujeto. Hablando en términos de comunicación, la resistencia consiste en contramaniobras realizadas por el sujeto para definir la relación como simétrica. Nadie acepta inmediata y completamente la posición secundaria en una relación complementaria. El hipnotizador ha de estimular o forzar la relación complementaria respondiendo a las contramaniobras del sujeto. Así como en las relaciones ordinarias ambas personas pueden iniciar maniobras simétricas o complementarias o responder con ellas, en la relación hipnótica el hipnotizador se concentra por entero en iniciar maniobras complementarias e influir al sujeto para que responda de acuerdo con tal definición de la relación. Cuando el sujeto está despierto o mientras las dos personas maniobran diferentemente, el hipnotizador puede comportarse simétricamente con aquél, pero durante la relación hipnótica se dedica por completo a definir la relación como complementaria. Cuando se enfrenta con ciertos tipos especiales de resistencia, el hipnotizador puede colocarse explícitamente en una posición secundaria respecto al sujeto a la par que, implícitamente, controla la relación en un nivel metacomplementario. Así, si el sujeto insiste en definir la relación como simétrica, el hipnotizador puede aparentar que deja el control de la relación al sujeto diciéndole que su única finalidad es conducir al sujeto al trance y adaptarse a sus deseos. Una vez se ha colocado a sí mismo secundariamente en el marco de una relación complementaria, procede a dar sugestiones al sujeto y espera que éste las siga, con lo que define la relación como complementaria y se coloca en posición superior. Siempre que el hipnotizador se conduce de forma simétrica secundaria es para hacerse cargo del control en un nivel metacomplementario. 3. Cuando un sujeto acepta la relación complementaria, lo haga a gusto o no, resulta posible que interprete erróneamente los mensajes del ambiente, de otra persona o de su propio interior. Esta afirmación no es más que una conjetura, puesto que se refiere a los procesos interiores del individuo, pero la conducta comunicativa del sujeto la hace bastante verosímil. Cuando el hipnotizador sugiere una alucinación, el sujeto da una interpretación falsa a los mensajes del ambiente que contradicen la imagen alucinatoria. Lo mismo ocurre con las sensaciones corporales, las emociones y la memoria. Cuanto más incapaz es el sujeto de llevar la contraria a las maniobras metacomplementarias del hipnotizador, más manifestaciones de trance es capaz de experimentar. Para describir su conducta desde un punto de vista interaccional es necesario considerar antes cuáles son las pruebas de que existe una conducta involuntaria. Lo involuntario en términos de conducta El intento de enfocar con rigor la investigación de la hipnosis nos obliga a ocuparnos en la conducta observable más que en conjeturas sobre los procesos internos del sujeto. La afirmación de que el sujeto en trance experimenta fenómenos involuntarios no es verificable. No podemos saber si el sujeto está experimentando o no una alucinación, una sensación corporal o una emoción. Por ejemplo, cuando el brazo de un sujeto empieza a levantarse, podríamos decir que es un fenómeno involuntario y, por lo tanto, una manifestación del trance. Como sujetos de hipnosis podemos experimentar nosotros mismos la levitación de la mano y sentir que ésta es ajena a nuestra voluntad; no obstante, como investigadores del fenómeno hipnótico no nos es dado basamos en nuestras experiencias subjetivas. Lo ideal sería que pudiéramos describir los procesos de inducción del trance y los fenómenos del mismo mientras observamos en un film la interacción entre hipnotizador y sujeto. Limitados a la observación del film, no nos es posible apreciar actividades involuntarias del sujeto, sino tan sólo un tipo de conducta que suponemos involuntario. El problema consiste en describir la conducta comunicativa del sujeto en el momento en que, por deducción, creemos que está experimentando un fenómeno involuntario en situación de trance. Para describir la conducta comunicativa hay que tener en cuenta el hecho de que la gente no sólo comunica un mensaje, sino que lo califica o etiqueta para indicar cómo tiene que ser recibido. Un mensaje puede ser calificado por otro que lo afirma o también por otro que lo niega. Así, es posible que una persona que pisa a otra califique este mensaje con una expresión cínica que indica que lo está haciendo a propósito, como también puede dar a entender con su expresión que no se había dado cuenta de que lo estaba haciendo. Los mensajes que califican a otro mensaje pueden, pues, afirmarlo y ser congruentes con él o negarlo y ser incongruentes. Cuando observamos en un film la interacción de dos personas y suponemos que una de ellas hace algo involuntariamente, nos basamos para llegar a esta conclusión en la forma en que dicha persona califica lo que hace. Si vemos a un sujeto en trance alzar el brazo y le oímos decir "pero si se me está levantando el brazo", suponemos que el fenómeno es involuntario. Tal suposición se basa en que el sujeto está haciendo algo y a la vez negando que lo hace él. Esta negación puede ser un comentario verbal, una expresión de sorpresa, la misma forma de levantar la mano, los comentarios que el sujeto haga una vez despierto, etc. También es posible que diga "pero si se me está levantando el brazo", negando así que es él quien lo levanta, pero que su tono de voz sea insincero, con lo que califica la levitación del brazo con dos comentarios contradictorios: "no lo hago yo" y "lo hago yo". Al observar esta incongruencia entre su tono de voz y su afirmación concluimos que el sujeto simula la levitación del brazo y que ésta no es realmente involuntaria. Nuestra conclusión se basa en el hecho de que son evidentes dos incongruencias en la forma de calificar sus mensajes: a) levanta el brazo y dice que no lo hace. y b) esto último lo dice en un tono de voz que indica lo contrario. Si el sujeto expresara su asombro por levantar el brazo mediante las palabras, el tono de voz y la comunicación postural, de modo que todos sus mensajes apoyaran congruentemente la negativa de ser él quien lo levanta, diríamos que se trata realmente de un movimiento involuntario. Aparte del hecho de que descubrimos la simulación de la conducta hipnótica observando dos incongruencias en la forma en que el sujeto califica alguna actividad, parece claro que la finalidad de la inducción hipnótica es, desde el punto de vista de la conducta, persuadir al sujeto para que niegue de lleno y completamente que es él quien está realizando la actividad sugerida. Esto es, el hipnotizador impulsa al sujeto a que califique su conducta con mensajes congruentes entre sí y que, en su totalidad, nieguen que esté haciendo lo que hace. Cuando el sujeto se comporta de esta forma, el observador dice que aquél está experimentando un fenómeno involuntario. Supongamos, como ejemplo ilustrativo, que un hipnotizador desea inducir una alucinación en el sujeto. Tras una serie de técnicas interaccionales que van desde la levitación de la mano hasta la demanda de actos involuntarios, el hipnotizador sugiere al sujeto que mire a una pared desnuda y vea en ella un dibujo representando un elefante. Puede hacerlo bruscamente o sugerirle que vaya viendo como aparece el dibujo y forzarle después a que reconozca que el dibujo está allí. El sujeto podrá responder de varias formas. Tal vez mire a la pared y diga: "No hay ningún dibujo" o "Sí, veo el dibujo", pero calificando esta afirmación de un modo, quizá mediante su tono de voz, que la niega e indica que sólo lo ve para complacer al hipnotizador. También puede decir que el dibujo está en la pared y calificar congruentemente tal afirmación con su tono de voz, su postura y un comentario del tipo de: "Naturalmente que hay un dibujo, ¿y qué?" o "A nuestra patrona siempre le han gustado los elefantes". Este último tipo de conducta se considera un signo de trance. Es característico del estado de trance que el sujeto haga una aseveración que es incongruente con alguna otra o la niega, pero que es calificada congruentemente por todas las demás. El sujeto en trance describe un dibujo en una pared desnuda, afirmando así algo incongruente con el contexto, y apoya su afirmación con otros mensajes verbales, con su tono de voz y sus movimientos. Veamos otro ejemplo: el sujeto levanta la mano durante un ejercicio de levitación e indica que no es él quien la levanta. Esta aseveración, que es incongruente con el acto de levantar la mano, es apoyada por la forma en que lo dice. El sujeto que experimenta una anestesia responde pasivamente al pinchazo de un alfiler, respuesta por tanto incongruente, y afirma su respuesta con palabras y tono de voz congruentes con la misma. Esta única incongruencia de un sujeto en trance permite diferenciarla de la del sujeto despierto. La persona normal puede manifestar incongruencias en su discurso cuando comunica mensajes múltiples y también es posible que todos sus mensajes sean congruentes y se afirmen entre sí. La incongruencia aislada es característica de la conducta del trance. Aun cuando se asignen simultáneamente varias tareas hipnóticas a un sujeto en trance, cada una de ellas se caracteriza por una sola incongruencia. La incongruencia única del trance tiene otra característica que la diferencia de las incongruencias de la comunicación normal. Aquélla consiste en que el sujeto niega que esté respondiendo al hipnotizador. El sujeto hace lo que el hipnotizador le sugiere y a la vez niega que lo esté haciendo. Cuando levanta la mano, califica este acto con una negación de que lo hace él. Con ello indica que está simplemente relatando algo que ocurre y no califica la levitación como respuesta al hipnotizador, aun cuando en ese momento el hipnotizador esté sugiriendo que la mano se levanta. Si el sujeto actuara como una persona despierta y levantara la mano indicando a la vez que lo hace, reconocería la levitación como un mensaje dirigido al hipnotizador. En cambio, calificando este acto con una negativa de que sea él quien lo hace, manifiesta una incongruencia que indica que se limita a relatar el hecho. Del mismo modo el sujeto refiere simplemente la presencia del dibujo en la pared en vez de indicar que el hecho de verlo allí es un mensaje al hipnotizador. Para formalizar la conducta del sujeto en trance cabe decir que toda conducta comunicativa ofrecida por un individuo a otro puede describirse en función de cuatro elementos: la persona que envía el mensaje, el propio mensaje, la persona que lo recibe y el contexto en que se efectúa la comunicación. En otras palabras, todo mensaje puede transportarse a esta aseveración: "Yo (a) le comunico algo (b) a usted (c) en esta situación" (d) Puesto que la conducta comunicativa está siempre calificada, cada elemento de este mensaje será calificado por una afirmación o negación. En el trance hipnótico el sujeto niega estos elementos y no los afirma. Enumeremos brevemente las negaciones propias de la conducta durante el trance. a) El hipnotizador, siempre que solicita del sujeto una respuesta involuntaria, le pide que niegue que es él quien responde o comunica algo. El primer elemento de la frase antes citada ("Yo comunico algo") es calificado con una negación y pasa por lo tanto a tener el valor de "algo está sucediendo". b) El hipnotizador no sólo pide al sujeto que niegue que él está enviando un mensaje, tal como la levitación de la mano, sino que también puede pedirle que niegue que algo sucede o es comunicado. El sujeto aparentará no darse cuenta de que su mano se eleva y calificará así este hecho con una negación de que suceda. También es posible que efectúe una negación similar por medio de la amnesia. El sujeto niega la comunicación cuando califica su conducta con una negación de que ésta haya ocurrido. Puede decir "mi mano no se ha levantado" en vez de "yo no he levantado la mano" y manifestar por tanto una incongruencia entre su afirmación y su movimiento. Cuando el tono de voz y el movimiento corporal de un sujeto son congruentes con la afirmación de que no recuerda algo o con la falta de comunicación de alguna actividad realizada durante el trance, los observadores dicen que sufre una amnesia. c) También puede suceder que el sujeto niegue los elementos finales del mensaje fundamental esquemático. Es posible que indique que lo que hace no constituye una comunicación dirigida al hipnotizador en esta situación, valiéndose de calificaciones que presentan al hipnotizador como si se tratara de otra persona y a la situación como si fuera también otra. Desde el punto de vista de la conducta, la regresión hipnótica es manifestada por el sujeto calificando sus afirmaciones en el sentido de que no van dirigidas al hipnotizador, sino a otra persona (después de todo, si el sujeto se halla en regresión no ha conocido todavía al hipnotizador), quizá un maestro, y que no se refieren a la situación actual, sino a una vivencia escolar pasada. Cuando toda su conducta comunicativa es congruente con una de estas calificaciones incongruentes, el observador supone que el sujeto está experimentando una regresión. En resumen, el sujeto en trance, al igual que la persona despierta, exhibe una conducta hacia otra persona que cabe describir según el modelo "yo le comunico algo a usted en esta situación". El sujeto en trance califica incongruentemente uno o todos los elementos de esta frase, de modo que la cambia por la de "algo está sucediendo", "nada ha sucedido" o "estoy en comunicación con otra persona en algún otro lugar y tiempo". Él problema que plantea la inducción hipnótica es: ¿cómo influye una persona sobre otra para que manifieste una incongruencia aislada en su conducta comunicativa, de modo que niegue que está comunicando algo, que ha sucedido algo comunicable o que se lo comunica al hipnotizador y en esta situación? Más simplemente, ¿cómo se influye sobre una persona para que haga lo que se le pide y a la vez niegue que está haciendo algo?

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