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jueves, 9 de abril de 2009

Semana Santa


Sin duda lo que más destaca de mi pueblo, o por lo que es más conocido es por su Pasión Viviene en la Semana Santa. Acabo de pasar por los escenarios y es impresionante ver cuánta gente y con qué dedicación participa en esta historia. Anoche discutía con unos amigos sobre el hermoso equilibrio entre creyentes y ateos que hace que este teatro de calle sea un verdadero espectáculo para unos y un increible acto de fe para otros. Hermoso, como digo. Todo debería ser así. Y para unos y otros en todo est hay un extraño homenaje a la muerte. Al fin y al cabo, la muerte de Jesucristo, que se celebra, crea el cristianismo. Y para los ateos sirve como entrenamiento, quizá preparación, como el juego en los niños. Este año además marcada esta fiesta por la muerte de nuestro amigo y compañero Morci. Es hermoso aunque triste comprobar como una persona que ya no está sigue estando en tantos sitios y de tantas formas. Esa es la inmortalidad de la que hablaba Unamuno, y para eso es imprescindible ser conocido y que te quieran. A él le pasaba.
Volviendo a temas más psicológicos, es curioso ver el esfuerzo y el sacrificio que hace el ser humano porque sí. Vi el lunes la procesión de los empalaos en Jerez, y desde luego impresiona ver a unas personas atadas, descalzas y con cadenas arratrando de sus tobillos, simplemente porque sí. Porque creen en un dios y deben sacrificarse. Pero el que sube el Himalaya aunque sea ateo también cree en algo, y es en la capacidad de superación, en ponerse a prueba, en conseguir lo que se quiere aunque cueste, y en demostrarle a los demás que se puede. Bienvenidos los esfuerzos de fe, aunque sean en nombre de algo divino, si sirven para mejorar, para avanzar, para sentirse orgullosos, para lo que sea.
Voy a preparar mi traje de pueblo de Jerusalen para poner mi granito de arena en esta historia.
Si alguien quiere venir, está invitado. Aquí un resumen.

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